domingo, 3 de mayo de 2009

LA DEPRESIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS

Anteriormente a la caída de la bolsa de Nueva York, ya había difcultades en varios sectores y países. Especialmente en los productos primerios de pañises dependientes de la exportación de estos, así como los países que vivían del crédito.

En Estados Unidos, el primer signo de recesión fue la caída de la producción industrial en agosto de 1929, aunque los indicios de recesión no se transformaron en depresión hasta la caída espectacular de la bolsa de Nueva York. A pesar de que dicha caída no es la causa de la depresión que se produjo en Estados Unidos, el crac fue el indicador del cambio de tendencia, que agravó la depresión y la difundió por el resto del mundo.


Los Estados Unidos fueron el centro y motor de la depresión mundial en el sentido de que la mayor parte de lo que sucedía en el resto del mundo se puede explicar por la contracción de la economía americana (mientras que la recesión de esta solo se puede explicar por causas internas).


La depresión se difundió rápidamente hacia el resto del mundo por la potencia económica y financiera de los EUA, gracias a la conductibilidad del patrón oro para transmitir los choques financieros. Ya que como dijimos anteriormente en la entrada que tratabamos el patrón oro, este tenía un inconveniente que era la transmisión de crisis y problemas financieros.


En cuanto a las causas de la depresión, han sido largamente discutidas, pero principalmente se han basado en dos escuelas de interpretación: la realista con Keynes, y la monetarista con Temin (y como principales representantes Friedman y Schwartz).

Los realistas imputaban loa depresión al mal funcionamiento anterior de la economía, acentuado por la caída autónoma del gasto público; y en cambio los monetaristas la imputaban la caída de los precios y de la producción a la contracción monetaria.


La administración “Hoover” solo reaccionó ante la depresión para minimizarla y afirmar repetidamente que lo peor había pasado. A raíz de esto, realistas y monetariastas polemizaron sobre cuales podían haber sido la medidas tomada por la administración americana para salir de la depresión. Mientras que los monetaristas pensaban que se tendría que haber incrementado la masa monetaria, y por tanto, el crédito, para reducir la deflación; los keynesianos afirmaban que las políticas monetarias eran necesareas pero no suficientes, y que la salida de la depresión exigía un aumento del gasto público a costa de aumentar el déficit público.


Como hemos comentado antes, desde Estados Unidos se difunció la depresión hacia el resto del mundo: La alarma se extendió cuando este, a partir de 1928, reducció el crédito exterior, la cual cosa hizo que los países deudores disminuyeran la demanda, tanto interior como exterior, con las consecuencias de caída de precios, diminución de las importaciones y aumento de las exportaciones.


Así que, a finales de 1927 ya se encontraban signos de recesión en más países que no fueran EUA: en Australia y Indonesia, en 1928 en Alemania y Brasil, en 1929 en Argentina, Canadá, países del pacífico, America Latina y Euroa Central.


La depresión se transmitió rápidamente a la periferia a través de cuatro mecanismos, dos de carácter comercial y dos de tipo financiero: La caída del volumen de exportaciones, el empeoramiento de los términos de intercambio en contra de los productos primarios, la desarticulación del mercado internacinal de capitales y la caída mundial de los precios.

En conclusión, los dos mecanismos principales de difusión de la crisis fueron la caída del comercio internacional y el colapso del mercado internacional de capitales.


La difusión de la depresión a escala mundial és el resultado del peso de la economía norteamericana en el conjunto de la economía mundial.

Algo que nos viene a la cabeza con este tema, es la crisis actual, con la que ocurre algo parecido en cuanto a su “difusión”: Actualmente la potencia economica mundial continúa siendo los Estados Unidos, y es allí donde se origina la crisis. Empezó con desaceleración, luego recesión, y hace unos meses ya había gente que hablaba de depresión.


La crisis actual, como de los años 30, empieza en Estados Unidos y se contagia a Europa y a países emergentes. Aquí no había problemas financieros propios, ya que no se han cometido excesos, ni hay hipotecas subprime... Así que la crisis es importada. Por lo tanto, no tenemos crisis financiera, pero sí económica, ya que nos afectaron los dos shocks recesivos: El gran aumento del precio del petroleo y de los alimentos (shock de oferta), y la grave crisis financiera en EEUU (shock de demanda).


La grave depresión de los años treinta en Estados Unidos se solventó con el conocido “New Deal”, lo cual era solamente un cambio de orientación en la política económica, cuya característica principal fue el intervencionismo, que pretendía actuar sobre los sectores más influenciados por la crisis e intentar aumentar el consumo y la inversión.

El New Deal tenía cuatro ejes báscicos: la actuación sobre el sector financiero, la actuación sobre el sector agrario, medidas relacionadas con la indústria, y un amplio programa de infraestructuras.


Por lo que hace a la crisis actual, hay opiniones muy diversas sobre las medidas que se deberían tomar, pero parece que las cosas aún no están muy claras.

viernes, 1 de mayo de 2009

DE LOS FELICES VEINTE A LA CRISIS DE LOS TREINTA

Pasamos de una época de prosperidad a una época e despresión:


Los órigenes de los años treinta y las razones de su gravedad y duración se tienen que buscar en la evolución de la economia norteamericana, y en la influencia de Estados Unidos sobre la economía mundial.

Básicamente, los pilares de la depresión son dos: Por un lado, la caída de la inversión como consecuencia del doble impacto de la desaceleración de la demanda de la primera ola de innovaciones de la Segunda Revolución Tecnológica; y por otro lado, la adopción de políticas económicas y monetarias inadecuadas.

A nivel mundial la crisis tenía como base los cambios estructurales provocados por la guerra, y como factores, el doble impacto de la reducción del crédito exterior y la difusión de la depresión norteamericana.


Los principales cambios estructurales posteriores a la Primera Guerra Mundial fueron: la substitución de Gran Bretaña por los Estados Unidos en la primacia sobre la economía mundial, la reducción del comercio internacional con un fuerte impacto sobre los prodcutos primarios, y el mal funcionamiento del patrón oro.

Resumiendo la situación de los años de entreguerras podríamos decir que los Estados Unidos no supieron ser ricos, y la mayoría de países no supieron ser pobres y se endeudaron demasiado.


Por lo que se refiere a las raíces de la crisis, como hemos dicho antes EUA pasó a liderar la economía mundial claramente, al mismo tiempo que obtenía un crecimiento económico fuerte.

A causa de mejoras en los procesos productivos, se consiguió un aumento de la productividad que permitió un fuerte crecimiento de la producción y la demanda, sobretodo de productos de consumo duradores. Igualmente, también creció el sector de la construcción.


La disponibilidad de estas innovaciones, las cuales significaban una mejora importante de la calidad de vida, unida al buen funcionamiento de la economía, generaron un clima de optimismo, llamado “los felices veiente”. De este clima de optimismo, era partícipe también la bolsa de valores, que contaba con un crecimiento importante de las cotizaciones, y por lo tanto, animó a mucha gente a arriesgar sus ahorros, creando así, una burbuja especulativa.

Aunque más tarde, las cotizaciones dejajron de subir y despúes cayeron rápidamente. La cual cosa fue el inicio de la peor crisis del capitalismo, cuyas magnitudes se pueden suponer sabiendo que de 1929 a 2932 el PIB de los Estados Unidos cayó un 30%, la producción un 40%, la inversión un 90%, y prácticamente una cuarta parte de la población se quedó en el paro.


Desde la felicidad de los años veinte, hay que tener en cuenta que a pesar de las elevadas tasas de crecimiento, Estados Unidos ya presentaba problemas en el sector agrario y en el sector industrial:

Los problemas agrarios se daban en las pequeñas explotaciones de trigo y en el cultivo del algodón.

En conclusión, al final de la guerra la producción continuaba creciendo mientras que los precios seguían cayendo rápidamente.


Por lo que se refiere al ámbito de la producción industrial, entre 1920 y 1929 la producción creció un 50%, mientras que la ocupación disminuía un 6%. Ese aumento de productividad se produjo a causa de la aplicación de la electricidad a la producción, de la generalización de la cadena de montaje y de la mejora que el camión comportó para el transporte.

El aumento de la productividad se vió reflejado en los salarios, y se produjo un sentimiento generalizado de mejora salarial a causa del incremento de estos y de la disminución del nombre de horas de trabajo femenino, la cual cosa permetía que muchas familias contaran con dos salarios.


También se produjo una gran acumulación de beneficios que incrementó aún más el reparto tradicional desigual de la renda de los Estados Unidos. Y una concentración aún más grande en los salarios. Así que en estas condiciones, la producción creció más deprisa que la capacidad de compra de la población, de manera que se produjo un exceso relativo de capitalización en muchos sectores industriales. La forma ortodoxa de mantener las vendas habría sido la disminución de precios o el aumento de los salarios, pero la mayoría de los empresarios escogió paralizar las inversiones para evitar la sobreproducción relaltiva y desviar los beneficios de las empresas hacia las finanzas.

Dicho desvío se hizo de tres maneras: financiando las compras de los propios productos mediante las vendas a plazos, concediendo créditos a corto plazo en el exterior, y invertiendo en bolsa o en préstamos para la inversión de bolsa.


La caída de la actividad económica en Estados Unidos había empezado por el sector de la construcción, y seguidamente por la indústria del automóvil, pero la caída de la demanda de bienes de consumo duraderos se atribuía a la apuesta de los inversores por la compra de títulos a causa de los beneficios que obtenía la bolsa.

L bolsa es un mercado donde se negocian acciones y obligaciones, y la cotización de las acciones depende de las expectativas de beneficio inmediato, pero también del capital presente en la bolsa.

El valos del título es igual al valor del capital invertido, por tanto, si hay aportaciones de capital sin un incremento de la oferta de títulos, los índices bolsarios suben; y la subida de la bolsa se suele interpretar como una señal de buen funcionamiento de la economía, pero realmente solo se refiere a las expectativas de crecimiento de los valores de la bolsa por parte de los inversores, y depende del capital disponible y dispuesto a entrar en el negocio.

Hay especulación cuando los inversores piensan solo en el precio de venta futuro de las acciones adquiridas, y por lo tanto, el precio al que están dispuestos a pagar no se corresponde con los dividendos esperados por la empresa, sino con la esperanza de poder vender a precios superiores.

Relacionado con la especulación de la bolsa de esos años está, la política monetaria y financiera de los Estados Unidos (con lo cual tiene mucho que ver la retirada de los bonos de guerra), la captación del pequeño ahorro (que encaminó a mucha gente hacia la bolsa, y ese pequeño ahorro se invertía a través de las sociedades de cartera), y la inversión a crédito (sistema de dinero inyectado directamente en la bolsa a través de un broker).


La inercia especulativa se explica básicamente por tres factores: La idea de que cada uno podría retirarse del mercado en el momento de máximo beneficio, la falta de autoridad monetaria y la ideologia ultraliberal.


Se intentaron tomar medidas subiendo la tasa de descuento bancario, produciendo una disminución de los créditos a los brokers... Pero el 19 de septiembre de 1929 el índice de la bolsa llegó a su punto más alto y comenzó a caer rápidamente a partir del 3 de octubre: ya no había inyección de capitales nuevos, y empezaó el pánico y las prisas, cosa que aceleró más la caída. Con el resultado de que el martes 29 de octubre se pusieron a la venta 29 millones de títulos sin prácticamente órdenes de compra. A partir de ahí, la bolsa continuó cayendo hasta mediados de 1932, y no recuperaría su nivel de antes del crac hasta 1954.