viernes, 1 de mayo de 2009

DE LOS FELICES VEINTE A LA CRISIS DE LOS TREINTA

Pasamos de una época de prosperidad a una época e despresión:


Los órigenes de los años treinta y las razones de su gravedad y duración se tienen que buscar en la evolución de la economia norteamericana, y en la influencia de Estados Unidos sobre la economía mundial.

Básicamente, los pilares de la depresión son dos: Por un lado, la caída de la inversión como consecuencia del doble impacto de la desaceleración de la demanda de la primera ola de innovaciones de la Segunda Revolución Tecnológica; y por otro lado, la adopción de políticas económicas y monetarias inadecuadas.

A nivel mundial la crisis tenía como base los cambios estructurales provocados por la guerra, y como factores, el doble impacto de la reducción del crédito exterior y la difusión de la depresión norteamericana.


Los principales cambios estructurales posteriores a la Primera Guerra Mundial fueron: la substitución de Gran Bretaña por los Estados Unidos en la primacia sobre la economía mundial, la reducción del comercio internacional con un fuerte impacto sobre los prodcutos primarios, y el mal funcionamiento del patrón oro.

Resumiendo la situación de los años de entreguerras podríamos decir que los Estados Unidos no supieron ser ricos, y la mayoría de países no supieron ser pobres y se endeudaron demasiado.


Por lo que se refiere a las raíces de la crisis, como hemos dicho antes EUA pasó a liderar la economía mundial claramente, al mismo tiempo que obtenía un crecimiento económico fuerte.

A causa de mejoras en los procesos productivos, se consiguió un aumento de la productividad que permitió un fuerte crecimiento de la producción y la demanda, sobretodo de productos de consumo duradores. Igualmente, también creció el sector de la construcción.


La disponibilidad de estas innovaciones, las cuales significaban una mejora importante de la calidad de vida, unida al buen funcionamiento de la economía, generaron un clima de optimismo, llamado “los felices veiente”. De este clima de optimismo, era partícipe también la bolsa de valores, que contaba con un crecimiento importante de las cotizaciones, y por lo tanto, animó a mucha gente a arriesgar sus ahorros, creando así, una burbuja especulativa.

Aunque más tarde, las cotizaciones dejajron de subir y despúes cayeron rápidamente. La cual cosa fue el inicio de la peor crisis del capitalismo, cuyas magnitudes se pueden suponer sabiendo que de 1929 a 2932 el PIB de los Estados Unidos cayó un 30%, la producción un 40%, la inversión un 90%, y prácticamente una cuarta parte de la población se quedó en el paro.


Desde la felicidad de los años veinte, hay que tener en cuenta que a pesar de las elevadas tasas de crecimiento, Estados Unidos ya presentaba problemas en el sector agrario y en el sector industrial:

Los problemas agrarios se daban en las pequeñas explotaciones de trigo y en el cultivo del algodón.

En conclusión, al final de la guerra la producción continuaba creciendo mientras que los precios seguían cayendo rápidamente.


Por lo que se refiere al ámbito de la producción industrial, entre 1920 y 1929 la producción creció un 50%, mientras que la ocupación disminuía un 6%. Ese aumento de productividad se produjo a causa de la aplicación de la electricidad a la producción, de la generalización de la cadena de montaje y de la mejora que el camión comportó para el transporte.

El aumento de la productividad se vió reflejado en los salarios, y se produjo un sentimiento generalizado de mejora salarial a causa del incremento de estos y de la disminución del nombre de horas de trabajo femenino, la cual cosa permetía que muchas familias contaran con dos salarios.


También se produjo una gran acumulación de beneficios que incrementó aún más el reparto tradicional desigual de la renda de los Estados Unidos. Y una concentración aún más grande en los salarios. Así que en estas condiciones, la producción creció más deprisa que la capacidad de compra de la población, de manera que se produjo un exceso relativo de capitalización en muchos sectores industriales. La forma ortodoxa de mantener las vendas habría sido la disminución de precios o el aumento de los salarios, pero la mayoría de los empresarios escogió paralizar las inversiones para evitar la sobreproducción relaltiva y desviar los beneficios de las empresas hacia las finanzas.

Dicho desvío se hizo de tres maneras: financiando las compras de los propios productos mediante las vendas a plazos, concediendo créditos a corto plazo en el exterior, y invertiendo en bolsa o en préstamos para la inversión de bolsa.


La caída de la actividad económica en Estados Unidos había empezado por el sector de la construcción, y seguidamente por la indústria del automóvil, pero la caída de la demanda de bienes de consumo duraderos se atribuía a la apuesta de los inversores por la compra de títulos a causa de los beneficios que obtenía la bolsa.

L bolsa es un mercado donde se negocian acciones y obligaciones, y la cotización de las acciones depende de las expectativas de beneficio inmediato, pero también del capital presente en la bolsa.

El valos del título es igual al valor del capital invertido, por tanto, si hay aportaciones de capital sin un incremento de la oferta de títulos, los índices bolsarios suben; y la subida de la bolsa se suele interpretar como una señal de buen funcionamiento de la economía, pero realmente solo se refiere a las expectativas de crecimiento de los valores de la bolsa por parte de los inversores, y depende del capital disponible y dispuesto a entrar en el negocio.

Hay especulación cuando los inversores piensan solo en el precio de venta futuro de las acciones adquiridas, y por lo tanto, el precio al que están dispuestos a pagar no se corresponde con los dividendos esperados por la empresa, sino con la esperanza de poder vender a precios superiores.

Relacionado con la especulación de la bolsa de esos años está, la política monetaria y financiera de los Estados Unidos (con lo cual tiene mucho que ver la retirada de los bonos de guerra), la captación del pequeño ahorro (que encaminó a mucha gente hacia la bolsa, y ese pequeño ahorro se invertía a través de las sociedades de cartera), y la inversión a crédito (sistema de dinero inyectado directamente en la bolsa a través de un broker).


La inercia especulativa se explica básicamente por tres factores: La idea de que cada uno podría retirarse del mercado en el momento de máximo beneficio, la falta de autoridad monetaria y la ideologia ultraliberal.


Se intentaron tomar medidas subiendo la tasa de descuento bancario, produciendo una disminución de los créditos a los brokers... Pero el 19 de septiembre de 1929 el índice de la bolsa llegó a su punto más alto y comenzó a caer rápidamente a partir del 3 de octubre: ya no había inyección de capitales nuevos, y empezaó el pánico y las prisas, cosa que aceleró más la caída. Con el resultado de que el martes 29 de octubre se pusieron a la venta 29 millones de títulos sin prácticamente órdenes de compra. A partir de ahí, la bolsa continuó cayendo hasta mediados de 1932, y no recuperaría su nivel de antes del crac hasta 1954.

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