domingo, 29 de marzo de 2009

ECONOMÍAS SOMETIDAS Y EL SURGIMIENTO DE LA ECONOMÍA INTERNACIONAL

En la semana de clase de los días 25, 26 y 27, vimos las economías sometidas.

Aunque antes, dimos el concepto de “Zaibatsu”, que son grandes grupos industriales y financieros privados japoneses, que se pudieron consolidar gracias a las primeras indústrias modernas. Estas grandes corporaciones han dominado desde entonces la vida económica de Japón.

Se originaron primero cuatro grandes: Mitsubishi, Mitsui, Sumitomo y Yasuda. Y después de la guerra ruso-japonesa surgieron: Nissan, Okura, Furukawa, Nakajima. Contaban con una integración vertical y cadena piramidal de mando acabando en familia.


Una vez dicho esto, empezamos a ver la dominación económica del mundo no industrializado, es decir, las economías sometidas, las cuales son economías no europeas que se vieron afectadas por la industrialización. Ésta, provocó una globalización de la economia basada en la división internacional del trabajo dirigida por países industrializados y a favor de estos.

Otra característica de esta dominación y de estas economías sometidas fue que la colonización del mundo se hizo vía comercial, con el resultado de estados dominados formalmente independientes, que se conocían como “colonias informales”. Pero cuando el comercio se encontraba con obstáculos, se sumaba la vía militar, la cual cosa exigía la ocupación de territorios.

Finalmente se procedió a una rápida ocupación y transformación en colonias de las zonas más atrasadas de Ásia, África y Oceanía. Este dominio de los países industrializados sobre el resto del mundo se conoce como “imperialismo”.

La globalización económica contó con un crecimiento desequilibrado en las zonas sometidas, respecto a países imperialistas, y dentro de cada zona, entre clases sociales altas y bajas.


El primer caso es el de “Las Nuevas Europas” (colonias de población europea) en Canadá, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda: Se trata de colonias británicas con predominio de población metropolitana. Estos países disponían de grandes extensiones de territorio, y en algunos casos de importantes riquezas mineras. La mejora que obtuvieron en los transportes, favoreció la producción y la comercialización de bienes con fuerte demanda internacional. También contaban con una elevada productividad que generó una renta per capita elevada.

Su desarrollo económico estaba basado en la explotación y exportación de materias primas, que eran diferentes según el territorio: Canadá era un gran exportador de pieles y madera, y más tarde, de cereales, con lo que se inició en la exportación internacional y empezó un proceso de industrialización; Sudáfrica exportaba vino y lana, pero su crecimiento se basaba en su riqueza minera; Australia empezó a participar en la división internacional del trabajo gracias al oro y a la lana; y en cuanto a Nueva Zelanda, sus exportaciones dependían de minas de oro y de ganadería, con una mayor dedicación a la carne y lácteos.

Su ritmo de crecimiento también era diferente según la zona, pero en todas ellas fluctuaba por crisis financieras o caídas de la demanda internacional.


El segundo caso es la Índia, caso ejemplar de explotación colonial: La empresa privada británica “East Indian Company” tenía la concesión de la explotación de las posesiones británicas en la Índia.

Más tarde esta concesión pasó a ser de la Corona.

La Índia era el principal productor mundial de tejidos de algodón, se podría decir que las exportaciones índias doblaban las inglesas. Però esta situación cambió por culpa de unas medidas fiscales y aduaneras que hicireron que las exportaciones índias quedaran reducidas a una cuarta parte, mientras que las británicas se multiplicaran por seis. El resultado de esto fue miseria y atrasao para la Índia, país al que empujaron el subdesarrollo. Y hecho que es una de las raíces de la actual situación de la Índia.


A parte de esto, más tarde se hicieron importantes inversiones en ferrocarriles que mejoraron las comunicaciones y que provocaron la apertura del territorio al comercio internacional (aunque se les aumentó la carga impositiva).

También se crearon importantes regadíos dedicados a productos de exportación, mientras se dejaba de lado la producción de alimentos, insuficientes para la población creciente.

En 1869 se produjo la apertura al canal de Suez, que acortó la distancia entre Londres y la Índia, la cual cosa favoreció el intercambio comercial a favor de la metropoli.

Así que, al final del siglo XIX, la Índia resultaba vital para la economía británica, sobretodo por sus impuestos “Home Charges”, pagos exigidos a la Índia a cambio del “privilegio” de ser administrada por Gran Bretaña.

En definitiva, este país, a parte de acabar siendo el principal mercado del algodón inglés y uno de los principales del hierro y del acero, fue una fuente fundamental de impuestos para compensar el déficit mercantil británico.


Tercer caso, el de las economías dominadas, dos principales: la China y América Centro y Sur.

El Imperio turco, Persia, China y Japón se abrieron al comercio europeo a la fuerza mediante tratados comerciales desfavorables o indeseados, mayoritariamente bajo presión militar.

El caso más claro es el de la “Guerra del opio”, que significó la apertura forzada al comercio británico. Los ingleses obtuvieron la libre exportación de esta droga a China y la cesión de la isla de Hong-Kong. A partir de ahí, en China cada vez había más presencia militar extrangera, hasta el punto en que, después de la “rebelión de los boxers” casi desaparece China, ya que estaba repartida entre muchos países.

En cuanto a América central y del sur, muchos países de ahí formalmente independientes estaban intervenidos política y económicamente por una potencia exterior. Recibían el nombre de “colonias informales”. Sus economías no consiguieron un crecimiento autosostenido ya que el sector exportador no tenía peso suficiente y además los productos eran poco remunerativos.

Pero principalmente fue porque la producción dedicada a la exportación, o su comercialización estaban en manos de compañías extrangeras que se llevaban la parte más importante del negocio y solían repatriar los beneficios. Por otro lado, las inversiones o préstamos extrangeros representaban una carga financiera importante que obstaculizaba la modernización y el crecimiento.


Y por último, encontramos el reparto colonial del mundo: A partir de 1880 se produjo, por parte de los principales países industrializados, una inmensa ocupación de territorios de África, Ásia y Oceanía, hasta llegar al punto en que diez países controlaban la mayor parte del mundo.

El inicio de esta ocupación colonial fue la conferencia de Berlín de 1885, en la que se acordó que toda potencia establecida en una costa podría avanzar hacia el interior hasta topar con otra potencia colonial. El continente africano se disputó entre ingleses y franceses, Oceanía entre estos dos más estadounidenses y holandeses, y los japoneses se dedicaron a las costas norteasiáticas del Pacífico.

El dominio sobre estos territorios se llevó a cabo a través del poder de sujeción basado en la fuerza militar y en los avances médicos y tecnológicos.

Recibió el nombre de “imperialismo” colonial. Las causas de ello fueron factores económicos, políticos e ideológicos. Y gracias a ello, se produjeron descubrimientos de diamentes y oro, y se potenció la competencia creciente entre los países industrializados.

En definitiva se llegó a la conclusión de que el imperialismo fue un mecanismo para transferir rentas de la clase media, obligada a pagar impuestos para sostener la administración colonial, a la clase alta, la cual se beneficiaba del negocio colonial. Así que el mundo conquistado resultaba rentable para las élites económicas y políticas, y para las economías europeas permitía compensar su déficit.

Este reparto del mundo, también dió lugar a un choque de culturas, ya que la superioridad económica había estendido por los países europeos un sentimiento racista de superioridad que hacia que una parte importante de la sociedad defendiera la mundialización de las creencias y formas de organización europeas.



Esta misma semana también empezamos a ver el surgimiento de la economía internacional:

Vimos la evolución del comercio mundial, que contaba con altas tasas de crecimiento del comercio exterior y un comercio internacional con un ritmo de crecimiento que superó al crecimiento del PIB mundial. Y en cuanto a la distribución geográfica del comercio mundial, podemos decir que predominaba en Europa: el comercio intraeuropeo y el comercio con las Nuevas Europas tenía una gran importancia, mientras que entre países no europeos había escaso comercio.

Europa representaba una cuarta parte de la población mundial, pero un 70% de su comercio; y el caso más extremo era el de Gran Bretaña, que con un 2% de población acaparaba un 20% del comercio mundial. Aunque este predominio británico fue a la baja con la aparición de tres grandes competidores: Alemania en el ámbito europeo, Estados Unidos sobretodo en América y Japón en Ásia.

Las relaciones comerciales experimentaron un fuerte crecimiento a lo largo del siglo XIX, pero este crecimiento y la riqueza que genera son diferentes según productos, zonas y momentos. A pesar de que el comercio favorece a los diferentes participantes, unos se benefician más que otros. Y a raíz de esto, nacen las diferentes políticas gubernamentales: una basada en el aprovechamiento de los beneficios del libre comercio (librecambio), y otra basada en preservar la producción propia a costa de encarecer la entrada de productos extrangeros (proteccionismo).

En cuanto al librecambio, tuvo escasa duración, básicamente de 1860 a 1870. El gran momento del librecambio se inició con el “tratado de Cobden-Chevalier”, entre Francia y Gran Bretaña, aunque muchos países ya habían empezado a rebajar sus tarifas y las potencias industriales forzaron la apertura comercial del Imperio turco, China y Japón. La imposición de esta política comercial no fue fácil, antes de implantarla se tendrían que introducir impuestos susbstitutivos, como el impuesto sobre la renta en Gran Bretaña.

En la difusión del librecambio jugó un papel muy importante la “clausula de la nación más favorecida”, por la cual un país concedia a otro una rebaja automática de los aranceles pactados si un tercer país obtenía una tarifa más baja. A partir de 1866, los efectos de esta clausula afectaban a casi toda Europa. Como autores a favor del librecambio encontramos a A. Smith, D. Ricardo y Stuart Mill.


Y en la próxima semana continuaríamos con el proteccionismo.

domingo, 22 de marzo de 2009

EL SEGUNDO CÍRCULO DE DIFUSIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN

En los días 18, 19 y 20 de marzo, vimos en clase el segundo círculo de difusión de la Revolución Industrial, es decir, las industrializaciones atrasadas e insuficientes.


Este segundo círculo de difusión lo forman los países del arco exterior europeo, de Escandinavia a Portugal, pasando por Rúsia y los Balcanes. El arranque industrial de cada uno de ellos es diferente y se produce en momentos diferentes del tiempo.


Dentro de estos países hay que distinguir dos grupos: Los que no imitaron el proceso de industrialización británico por falta de materias primas básicas de la Revolución Industrial (hierro y carbón), y los que no lo hicieron por falta de mercado.

Para los del primer grupo se consiguó la industrialización antes de la Primera Guerra Mundial, en cambio para los del segundo, la indústria continuaria estando en un plano secundario.


En común tenían que, todos ellos intentaron basar su crecimiento en la división internacional del trabajo, para buscar un crecimiento complementario respecto a los países del primer círculo, ya que estos proporcionaban productos industriales a buen precio y requerían de productos agrarios.


Así que teniendo en cuenta esta situación, lo mejor que podían hacer los países no industrializados era dedicar los capitales disponibles a la construcción de una red ferroviaria con la intención de favorecer intercambios internacionales y poner en práctica políticas comerciales de librecambio.


El modelo de crecimiento complementerio fue adoptado por dos grupos de países diferentes: Por una parte por los países del centro-norte de Europa, cercanos a los grandes mercados demandantes y capaces de ofrecer productos primarios con poca competencia internacional; y por otro lado los países situados básicamente en el Mediterraneo y en Europa del Este, en los que los grupos dominantes de estos basaban su riqueza en la propiedad de la tierra, a través de rentas agrarias o la venta de productos agrarios en el exterior.


A partir de 1860, dicho modelo empezó a cuestionarse por: cambio en la tasa de intercambio (que pasó a ser favorable para los productos agrarios), el crecimiento demográfico resultaba difícil de absorber por las economias basadas en el sector primario, y por la llegada de cereales de ultramar (con precios sin competencia posible).


Con todo esto, empezamos viendo los llamados “países preparados”, es decir, Holanda y Escandinavia. Son países que contaban con agriculturas con productividad altas y una buena situación política, social y cultural, pero que tenían escasez de carbón y hierro, es decir, falta de materias primas básicas de la Revolución Industrial.


A pesar de esto, a partir de 1870 Holanda y los Países Escandinavos empezaron a industrializarse rápidamente gracias (entre otras causas) a: exportación de materias primas con demanda creciente en los mercados internacionales, la especialización en manipulación industrial de materias primas locales o de materias primas coloniales, la apertura al mercado mundial, la proximidad a mercados con una fuerte demanda, el incremento y mejora del transporte, la disponibilidad de capital extranjero y la aparición de nuevas formas de energia y nuevos procesos industriales de la Segunda Revolución Tecnológica que favorecieron la consolidación de la industrialización.


Seguidamente, vimos los “países atrasados”, es decir, Italia, Rúsia y Japón. Estos países no disponían de capitales suficientes para la inversión industrial ni de un mercado suficiente para los productos industriales, los cuales quedaron atrapados en una economia basada en una agricultura de autoconsumo sumado a la exportación de algunos productos primarios con pocas posibilidades de crecimiento y de industrialización. Además, las decisiones gubernamentales tuvieron que ver en cuanto a la adopción de políticas económicas de librecambio, las cuales significaban la aceptación de la división internacional del trabajo, y el impulso directo del estado hacia la industrialización.


Italia: Por lo que se refiere a las innovaciones de la Revolución Industrial, las del sector textil no tuvieron éxito, y las de la siderúrgia resultaron imposibles por la falta de carbón.

Cuando se produjo la unificación de Italia, fue posible la creación de un mercado más grande y la modernización política de gran parte del territorio, pero no comportó la unificación económica ni una modernización social.


Más tarde se implantaron unos aranceles que significaron el nacionalismo económico e imperialismo, y dentro de esta política económica nacionalista el estado ayudó a crear y mantener la siderúrgia de Terni, la cual cosa fue un error ya que nunca funcionó bien, y además las ayudas al transporte fueron muy costosas e ineficaces. También se emprendió una política colonial, pero todas estas medidas no evitaron el fuerte impacto de la crisis, de la cual, entre otras cosas, derivó una masiva emigración.


Después de esto, en 1894 se abre una etapa de rápido crecimiento económico basado en inversiones extranjeras, electrificación, sector textil (especialmente de algodón) y maquiária.

Esas inversionaes, mayoritariamente alemanas, se llevaron a cabo gracias a dos bancos, la “Banca Commerciale Italiana” y el “Credito Italiano”, que fueron utilizados para crear y financiar muchas empresas industriales, especialmente hidroeléctricas.

En cuanto a la electrificación, fue básica para la industrialización italiana, e hizo crecer rápidamente la construcción de centrales hidroeléctricas. Por lo que se refiere al sector algodonero cogió un gran impulso ya que los empresarios locales aprovechan la situación arancelaria para especializarse en productos sencillos y baratos que encontraban un mercado amplio gracias a la mejora de los transportes. Y también, gracias a la situación arancelaria, Italia se situó entre los países más avanzados en sectores como la fabricación de bicicletas, máquinas de escribir y automóviles.


A pesar de todo, la economia italiana continuó siendo dual, con rentas y tasas de crecimiento muy diferentes entre el norte industrializado y el sur agrario y atrasado, y con un PIB que no conseguía distanciarse de la evolución del sector primario.


Rúsia: Es un país que intentó industrializarse pero sólo lo consiguió tarde y con resultados insuficientes. También estaba muy atrasado en cuanto a términos por cápita, y su principal obstáculo era la falta de mercado. Un problema que tenía planteado era la baja productividad de la agricultura, con campesinos sujetos a la servitud y condenados a la miseria por culpa del sistema feudal y los impuestos estatales.


La economía rusa era débil, y la derrota en la Guerra de Crimea evidenció que la potencia militar también, así que se requeria de una modernización en la agricultura, una ayuda en la indústria pesante y la construcción de la red ferroviaria. Y además queriendo mantener el poder absoluto y las rentas de la clase dominante.

Después de unos cambios los campesinos disponían de menos tierras y tenían que pagar más por ellas, es decir, este sistema era todo lo contrario a una economía productiva.

Los beneficios iban a parar a los “kulak”(campesinos ricos) y al estado a través de la presión fiscal.


A partir de ahí, la aportación para lograr la industrialización vino únicamente del Estado, implicandose en sectores industriales. Esa intervención creó una dualidad económica entre un sector industrial moderno y un sector agrario atrasado.


Se creó una red ferroviaria, se adoptaron medidas proteccionistas, el país se convirtió en uno de los principales productores de petroleo...

Así que Rúsia llegó a ser la quinta potencia económica mundial en cuanto a producción, aunque seguía atrasada por lo que se refiere a términos por capita.


Japón: Fue el único país no occidental que se industrializó antes de la Primera Guerra Mundial. La razón fue para evitar la submisión a las potencias occidentales (medida impulsada por el estado).

Por su aislamiento se vió obligada a firmar tratados comerciales desiguales con las potencias occidentales, y aprendió que sus agresores eran países industrializados, con un ejército potente que no dudaba en utilizar para intereses económicos, así que habría que imitarlos para no quedarse en la misma situación que China.

Se llegó a la “Revolución Meiji”, la cual significó la abolición del feudalismo y la modernización del país, con el objetivo de un nuevo ejército que, a partir de sus funciones se mejoraría la economía de Japón. Pero la modernización del país se vió financiada mediante el ahorro forzado de los campesinos. Aunque a pesar de la pobreza de la agricultura, también de disponía de una importante tradición comercial y artesana, y una formación cultural elevada.


En definitiva, el mérito que tuvo Japón por ser el único país no occidental que se industrializó, fue gracias a: el impulso gubernamental, la falta de competencia de otros países de su área geográfica y la disponibilidad de una materia prima, la seda, que contaba con una demanda exterior fuerte.


martes, 17 de marzo de 2009

EL PRIMER CÍRCULO DE DIFUSIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN

En la anterior semana de clase (11, 12 y 13 de marzo), empezamos por acabar de ver el caso de Gran Bretaña:

Vimos que, a pesar del fuerte declive industrial que tuvo, continuó siendo una gran potencia. Las razones de ello fueron: por una parte, el contrapeso al librecambio (se tenía saldo negativo en la balanza comercial, pero quedaba cubierto gracias a ingresos de marina mercante, seguros, inversiones extranjeras, intermediación financiera mundial...); y por otro lado, el aumento del nivel de vida que se produjo a pesar de la ralentización (incrementaron los salarios, por tanto incrementó el PIB per capita, avances en cuanto a los derechos sindicales...).


Como dijimos anteriormente, el declive de Gran Bretaña también tuvo mucho que ver con la aparición de competidores, es decir, países seguidores que empezaron a industrializarse, y los cuales eran muy próximos a Gran Bretaña (por tanto mayor facilidad para ello).


Comenzamos viendo los países pequeños, es decir, Bélgica y Suiza:

Ser pequeño no era un problema para industrializarse siempre y cuando se tengan, o bien recursos naturales básicos para desarrollar la tecnologia (ser ricos en carbón, hierro y agua), o bien ser ricos en recursos humanos.


Estos dos países son un ejemplo de cada uno de los casos:

En cuanto a Bélgica, era un país con buenos recursos naturales, y fue uno de los primeros países Europeos que tuvieron una constitución liberal, ya que a partir de 1830 empieza a ser un Estado inspirado en la Constitución Francesa. Y como Estado que nace, se necesitaba de ejército, educación y transporte. Así que el Estado Belga empieza a apostar por transferir desde Gran Bretaña tecnologia y técnicos. Se trajeron técnicos (entre ellos John Cockerill, el cual tuvo experiencia en construcción de maquinaria textil). Los sectores punteros fueron el minero y el metalúrgico.


La industrialización de Bélgica, por lo tanto, apostaría por el acero. Y sus factores favorables serían la proximidad a GB, una larga tradición industrial manufacturera, recursos naturales (carbón, hierro, plomo, zinc), importante presencia tecnológica, de capital y de empresarios extranjeros, canales y ríos favorables para el transporte naval y una red ferroviaria.


Y en cuanto a Suiza, por el contrario, no tenía ni carbón, ni hierro... No contaba con nada energético, pero sí con un gran capital humano especializado.

La gran oportunidad para la industrialización de Suiza vino de la mano de la electricidad. Llegó a ser un gran fabricante de maquinaria eléctrica.

La principal aportación de la electricidad fue a través de la indústria química y de la transformación de alimentos. Dichos sectores, en 1913 acabaron superando, en cuanto a la venta a países extranjeros, a los que eran por aquellos entonces los principales sectores exportadores, el textil y los relojes.


El siguiente caso es el de los países grandes, es decir, Francia y Alemania:

Puesto que eran países grandes, tenían gran tamaño de población, la cual cosa significaba posibilidades de tener un mercado en expansión.

Pero tenían un problema: el transporte. El cual no lo podía afrontar el país solo, sino que necesitaba ayuda del Estado.

Las principales diferencias entre Francia y Alemania se daban en el tamaño y fortaleza del Estado, el crecimiento demográfico, el porcentaje de la mano de obra del sector agrícola, la urbanización (las ciudades Alemanas eran mayores), carbón mineral y energia hidráulica (en Francia la energía dominante era la hidráulica, y Alemania tenía como energía de mayor rentabilidad el carbón, el acero..), tamaño empresarial y disposición geográfica y la última diferencia se da en la mayor especialización de: o bien, bienes de consumo (es el caso Francés, con indústrias alimenticias, téxtiles y de calzado como las dominantes); o bien, bienes de capital (caso Alemán, con acero, carbón y minería como sectores dominantes).


En estos países, podemos distinguir tres fases des del inicio de la Revolución Industrial hasta la Primera Guerra Mundial: la primera, que se da hasta 1840, es en la que tenemos un crecimiento sin industrialización; la segunda, de 1840 a 1870, es cuando se produce la construcción de la red ferroviaria, la introducción de la maquinaria, la creación de nuevos bancos y sociedades de crédito,etc.; y la tercera, de 1870 a 1914, fue la fase en la que estos dos países tomaron caminos divergentes. Mientras que Francia salía doblemente empobrecida de la guerra franco-prusiana, con fuertes tensiones sociales y políticas, y además sufría una crisis agraria, Alemania creaba el imperio (II Reich) y accedía al rango de gran potencia económica.


Por último, tenemos el caso de Estados Unidos:

A la vez que Gran Bretaña iniciaba la Revolución Industrial, sus colonias de NorteAmerica se declaraban independientes, haciendose llamar Estados Unidos de America.

Eran un conjunto de 13 estados que se estendían por toda la costa atlántica, caracterizados por escasa población y una actividad básicamente primaria.

Una vez se unieron, tuvieron un crecimiento espectacular, llegando a convertirse en el siglo XIX en la primera potencia económica mundial.


Contaba con unas características muy ventajosas: Abundantes recursos, proximidad cultural a GB, enorme capacidad de atracción de inmigrantes de todo el mundo.... Unas características que permitieron que Estados Unidos creciera más rápido que otros países.

Las bases del crecimiento económico fueron: políticas (independencia y primera constitución liberal), territoriales (expansión geográfica), adopción de cultivos y procesos industriales europeos, potencia demográfica por crecimiento vegetativo e inmigración.


Hubo dos grandes etapas en el desarrollo de Estados Unidos:

La primera va de 1770 a 1860. En esa estapa, Estados Unidos contaba con tres mercados fragmentados: el Norte granjero y transformador de productos primarios, el sur con plantaciones de esclavos, y Midwest con ganadería extensiva.

El algodón permitió equilibrar la balanza de pagos y integrar el mercado interior.

Se consiguieron avances en infraestructuras logrados con navegación a vapor, canales y ferrocarril.

También, empezó a crecer la exportación de cereales debido a que se redujeron los costes de producción y de transporte.

Además, se produjeron avances en el sector secundario (energía hidráulica, hiladora, piezas estandard y máquinas herramienta).


Y la segunda etapa va de 1860 a 1914, en la que se produce una aceleración del crecimiento respecto a Europa, nace el emblema de la Fortaleza Americana...

También se produjeron ventajas en la minería americana. Especialización en el sector del acero, el petróleo, electricidad y automóvil. Los cuales fueron los sectores punteros del crecimiento industrial de esta etapa.

El complemento de la estandarización fue el Taylorismo, o organización científica del trabajo (como culminación el trabajo en cadena, el cual se implantó en la fábrica Ford de Detroit en 1904).


En conclusión, las empresas americanas eran más grandes que las europeas y experimentaron una fuerte tendencia a la concentración, tanto horizontal como vertical. Hasta el punto en que, en 1909, el 1% de las empresas controlaba el 44% de la producción norteamericana.





Hoy en día, aún podemos ver que estos países, en cuanto al rango de mayor o menor potencia, siguen el mismo orden. Es decir, como clara primera potencia mundial tenemos a Estados Unidos, intentando destacar siempre por nuevas innovaciones (aunque como gran rival creo que actualmente se encontraía Japón),y Francia y Alemania siguen siendo países más fuertes que Bélgica y Suiza.

Está claro que la indústria es imprescindible actualmente para todos los países desarrollados, pero quizá es un proceso que no se puede dar como acabado. Aún muchas regiones del mundo que faltarían por industrializarse.


Un ejemplo relacionado con este tema es que, desde 1995, está cambiando el patrón de especialización en países de la Europa occidental (tales como España, Italia, Suecia, Bélgica y Holanda). Es decir, está incrementando de nuevo el peso en las indústrias tradicionales, y disminuyendo elde las indústrias avanzadas.


Y esto es debido a que hay otros países en los que sí se está incrementando el peso en las indústrias avanzadas. Y esos países son los de Europa del Este (tales como Hungría, R. Checa, Polonia, Eslovaquia...), ya que estos atraen a las multinacionales. El capital extranjero prefiere instalarse en esos países por razones de menores costes.


Simplemente era una tema de actualidad, en cierto modo ligado a la industrialización, que creo que sería interesante empezar a preguntarse por qué ocurre e intentar buscar soluciones para nuestra reorientación hacia sectores avanzados de nuevo.






lunes, 9 de marzo de 2009

LA INDUSTRIALIZACIÓN

En la pasada semana de clase (4,5 y 6 de Marzo), acabamos de ver los factores que influían en la industrialización, comenzando por la expansión territorial de esta.
En 1850, sólo algunas pocas regiones contaban con sector industrial, las cuales estaban concentradas en Europa y en el este de Estados Unidos. En el este de EEUU, por ejemplo, los costes de transporte eran bajos, y por lo tanto tenían facilidad para obtener materias primas.

Estas regiones, en las que ya se había iniciado el proceso de industrialización, tenían una característica en común, la cual hacía referencia a los factores culturales: todas ellas eran muy próximas, cultural y jurídicamente hablando, a Gran Bretaña. Así que, cuanto más lejos esté una región, en sentido cultural, a Gran Bretaña, más tarde llegará la Indústria a esta.

Por aquellos entonces, se producen una serie de cambios dentro del entorno de la Primera Revolución Tecnológica:

En primer lugar, contamos con la transición demográfica: Proceso de crecimiento de la población, pasando de un régimen demográfico antiguo, basado en altas tasas de mortalidad y natalidad, (obteniendo un bajo crecimiento), a un modelo demográfico moderno, con unas características totalmente contrarias, es decir, caracterizado por bajas tasas de mortalidad y natalidad, generando así un mayor crecimiento.

En segundo lugar, también se produjo una modernización agraria. Dicha modernización, del que era el sector económico dominante, implicó mayores niveles de productividad por hombre y proletarización en el campo, dos consecuencias derivadas de factores de avance como: la expansión del derecho individual de propiedad, inicio de la Segunda Revolución agraria en Gran Bretaña...

También se produjeron cambios en cuanto a la financiación de la empresa industrial, incrementando el capital fijo sobre circulante, creando bancos centrales, bolsas y necesidades del Estado, también bancos por acciones, mercantiles y universales.

Y por último, el viernes comenzamos un nuevo tema que trata la difusión de la industrialización, marcando dos círculos de difusión, compuestos por países diferentes:

El primer círculo de difusión (aparece a partir de 1830) se forma por países a los que llega algo de la indústria británica. Estaba compuesto por, Bélgica, Francia, Alemania, Suiza y USA.
Y el segundo círculo de difusión (aparece a partir de 1870) está compuesto por el resto de Europa, Rúsia y Japón.

Una vez aquí, empezaríamos a ver casos particulares de algunos de estos países, empezando por Gran Bretaña (en el que nos quedaríamos esta semana).

Gran Bretaña hasta 1830-70 fue el primer país más industrializado del mundo gracias a la extensión del vapor, la ampliación de fábricas de algodón, la mejor organización del trabajo, el aumento de salarios, un incremento en las importaciones de materias primas y alimentos y también en un incremento de exportaciones de maquinaria y carbón, la cual cosa derivó en ingresos en la balanza de pagos y en un auge en la construcción naval, y en consecuencia, en los seguros.

Pero a partir del 1870, el PIB se ralentizó, provocando un climaterio (ralentización del crecimiento). Se podrían identificar como causas la falta de petroleo de Gran Bretaña, el nacimiento de competidores, como lo fueron USA y Rusia por su rápido crecimiento, el incremento de inversión en sectores tradicionales...

En conclusión, una serie de causas, que se pueden resumir en que Gran Bretaña tuvo incapacidad, incapacidad financiera, empresarial, etc.
Esta situación se alargaría hasta el 1914.